viernes, 27 de mayo de 2016

Personas que le apuestan a ser felices

Personas que le apuestan a ser felices

Si eres feliz: aportas felicidad. Si sufres: aportas sufrimiento.  Ser feliz es una enorme responsabilidad con el universo, con los demás, y por supuesto con uno mismo.

La infelicidad se puede manifestar como una crisis existencial que podemos atender o ignorar. Me llamó la atención la historia de Jacob Sokol, un joven neoyorkino que, ante una crisis, al cumplir 24 años de edad, decide afrontarla y buscar respuestas por los enormes vacíos que su vida - aparentemente exitosa-  le deja. Se pregunta: ¿Lo tengo todo o no tengo nada?,  su instinto le decía que tenía que haber algo más que la “carrera de ratas” en la que, como consultor de nuevas tecnologías, trabajaba. Decide entonces dedicarse a buscar la sabiduría necesaria que dé sentido a su vida. “No podía esperar a que la felicidad y la satisfacción me encontrasen; tenía que crearlas yo mismo.”

Comienza por enfrentar sus miedos, con lo que les quita el poder que ostentan sobre él. Se enamora y se abre emocionalmente después de estar bloqueado la mayor parte de su vida. Se declara libre de vivir buscando la aprobación de familiares y amigos y se propone a seguir y a confiar en la fuerza de su corazón. También aprende que a veces es más especial hacer feliz a alguien que buscar la propia satisfacción. Encuentra que cuando uno se compromete debe ser firme y mantener su compromiso como algo no negociable. Se da cuenta de que para manejar su mundo exterior debe manejar primero su mundo interior; entonces, decide levantarse con el sol y meditar 30 minutos diariamente. Aprende que antes de que pueda crear lo que quiere en la vida, lo debe visualizar con claridad en su mente. Aprende que para hacer un buen trabajo, se debe amar lo que se hace y si, además, se las ingenia para que al hacerlo le esté sirviendo a la humanidad ocurre magia. Aprende que la vida es lo que uno hace de ella y se rehúsa a que alguien elija por él. 

Se salió de su zona de confort, y decidió  vivir una vida diferente desde donde busca inspirar a jóvenes entre los 20 y los 30 años que quieran reorientar sus vidas, al tiempo que él mismo continúa aprendiendo.

Una persona feliz no puede hacer otra cosa más que extender su felicidad. Que bueno ser nosotros de esas personas e irradiar bondad y  amabilidad a nuestro paso. Los caminos existen, es nuestra decisión recorrerlos o ir a la deriva hasta cuando ya sea demasiado tarde.

¿Será que nuestros hábitos cotidianos nos alejan o acercan  a ser cada día más felices? ¿Me pregunto si ver tanta TV, estar conectados tanto tiempo a redes sociales o actividades sin sentido nos desconectan de nuestra propia realidad e impiden que nos realicemos como personas e irradiemos la alegría que  supone  ser felices?

“La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces está en armonía”.-Mahatma Gandhi-


Clara Elena De Zubiría de Meléndez
re-conexioncdz.blogspot.com



lunes, 9 de mayo de 2016

Desacuerdo Con Políticas Mundiales Establecidas

Desacuerdo Con Políticas Mundiales Establecidas


Si las políticas mundiales generales fueran adecuadas, harían que el mundo estuviera mejor. Estoy generalizando y obviamente no todo lo que se está haciendo a nivel global está mal, sin embargo los resultados que vemos parecen provenir más de los  intereses de unos pocos, que de la búsqueda del bien común.

Se necesita valentía para atreverse a disentir ante políticas mundiales turbulentas, que como ríos enfurecidos, evitan que nademos en su contra. Pero seguir su corriente embravecida tampoco nos hace bien. Me uno a las incógnitas planteadas por el nobel de economía Joseph Stiglitz quien se pregunta si  el Producto Interno Bruto-PIB, en donde el objetivo principal de un gobierno es su crecimiento económico sin tener en cuenta si este conduce o no a la felicidad de sus habitantes, es una buena medición del nivel de vida,

Afortunadamente existen lugares en el mundo que pueden gobernar con independencia como Bután. Su rey, en 1972, Jigme Singye Wangchuck decidió salirse de los parámetros económicos imperantes y realizó transformaciones profundas. Es así como cambió su indicador de desarrollo de producto interno bruto PIB a FIB felicidad interna bruta, sustentado en que “El verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual”.  Los cuatro pilares de la FIB son: la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno. Su índice de medición se basa en nueve dimensiones:  bienestar psicológico,  uso del tiempo, vitalidad de la comunidad, cultura, salud,  educación, diversidad medioambiental, nivel de vida y gobierno.

Este ejemplo nos invita a repensar nuestra vida. Cambiar una economía global tan poderosa, se nos  sale de las manos; lo que sí podemos hacer es tomar el camino del medio en donde lo material y lo espiritual se equilibre y  nos haga mejores personas. Un lugar con mejores personas es claramente un lugar mejor para vivir; y esto va más allá de lo que define un PIB. El bienestar de las personas comienza en su interior. Por grandes que sean sus riquezas, estas no llenan los vacíos que deja el estar desconectados con su esencia, con su espiritualidad.

Todos tenemos un espíritu que nos habita, que determina lo que somos y que está definido por los talentos y habilidades con los que hemos nacido para cumplir nuestro propósito. Desarrollarlos es vivir nuestra espiritualidad; para identificar nuestras habilidades y talentos ayuda enormemente el hacer una pausa en nuestra rutina diaria y  observar lo que sentimos, lo que  pensamos y lo que hacemos ante las diferentes situaciones que se nos presentan. Vivir atentos al momento presente nos reconecta con lo que somos.

Los gobiernos deberían enfocarse no solo en el PIB sino también en la realización de las personas; lo cual, además de elevar la felicidad y el bienestar, trae como consecuencia lógica el incremento de los bienes materiales.


lunes, 2 de mayo de 2016

Quiero Recordar Quien Soy

Quiero Recordar Quien Soy

Quiero recordar quien soy y qué es lo que me hace feliz.

Es claro que estamos equipados con lo necesario para cumplir una determinada misión en esta tierra. Nos sucede igual que a las semillas, cada una contiene los elementos para llegar a ser lo que le corresponde. Una semilla de papaya lo dedicará todo para dar papayas, no la imagino preocupada queriendo producir granadillas.

Las semillas no tienen más opción que ser aquello para lo que han sido creadas.  Los seres humanos, en cambio,  somos las únicas criaturas capaces de ser lo que no somos. Tenemos la libertad de elegir, pero ser lo que no somos nos aleja de nuestra propia felicidad.  Todo hace parte de un proceso. Una semilla sembrada hoy, no producirá su fruto mañana. Se requiere de tiempo. Ese es el caminar al que hemos sido invitados al venir a este mundo.

Lo veo como un reto. Me encantan los retos, más aun cuando soy consciente de que poseo lo necesario para llevarlos a cabo; con mayor razón cuando sé, que del cumplimiento de este reto depende nada menos que mi propia realización.

Hay modos de identificar si lo que hago contribuye para alcanzar el objetivo que me he trazado o que me estoy trazando.

Una de las maneras para reconocer si lo que estoy haciendo es lo mío, es la satisfacción que me produce llevarlo a cabo. ¿Me levanto con entusiasmo a vivir mi día? ¿Se me pasan las horas volando? ¿Siento alegría con mi trabajo? Si las respuestas son afirmativas, voy por el camino adecuado. Si no me entusiasman mis quehaceres, es porque algo no está acorde con mis aspiraciones y me indica que hay que buscar un  cambio. Verlo como un aprendizaje y no como un castigo me hace crecer.

La auto-observación sincera, valorando mis aciertos y reconociendo mis debilidades, me revela datos puntuales que me acercan a mi propia verdad. Se constituirán en una valiosa ayuda para recordarme quien soy y para que he sido creada.

Mi única e inexorable verdad es que nací para ser feliz, y que mi felicidad debe ayudar a que otros también lo sean, pues, como hemos dicho, todos hacemos parte de una misma unidad.

Conocer quien soy y actuar en consecuencia me debe hacer feliz.


domingo, 1 de mayo de 2016

Nos Necesitamos

Nos Necesitamos


El mundo se está descuadernando,  no son los errores de los descarrilados, sino  la indiferencia de todos lo que empeora las cosas. No porque no podamos hacer nada, sino porque pensamos que son otros los que deberían actuar. Todos somos responsables pues de alguna manera hemos hecho, hemos dejado de hacer, o hemos permitido que otros hagan.

Veo el mundo como un gran rompecabezas, donde cada uno de nosotros es una de las piezas que lo conforma. Cada pieza es única,  no hay dos iguales, ninguna puede reemplazar a otra, con una pieza que falte, el rompecabezas estará incompleto.  Ponerla en su lugar es la tarea que nos corresponde por el hecho de vivir. Nuestras piezas son cada una valiosísimas en la medida en la que cumplan su función, de lo contrario serían solo un pedazo de cartón.  Somos una Unidad. Juntos formamos un Todo. El día en el que de verdad dimensionemos lo que esto significa, veremos con claridad el panorama, y ese día nuestros actos lo reflejarán.  Comprenderemos que es bueno que a los demás les vaya bien pues así nos va bien a todos. Nos ayudaremos unos a otros.

Los problemas que se nos presentan en la vida son oportunidades para aprender y hacer cambios. Es importante saber que dentro de nosotros están las herramientas para solucionarlos. A veces no lo vemos fácil, disponernos a actuar y reconectarnos con nuestra esencia, hace que lo que creíamos oscuro e imposible de arreglar, de pronto se nos presente con una claridad impresionante y nos preguntamos cómo es que no lo habíamos visto antes. Y es que la angustia y el miedo nublan el entendimiento y nos impiden tomar decisiones acertadas. Por eso tenemos que tranquilizarnos, aquietarnos, oxigenarnos. Es sencillo, hacerlo con frecuencia lo convertirá en un saludable hábito.

No es solo el ser indiferente sino la manera como cada uno resuelve sus temas cotidianos lo que influye en la armonía de la unidad. Mi actuar personal, no solo incide en mi mundo, sino que tiene alcances mayores. El mundo es uno para todos. Las acciones de cada uno afectan en mayor o menor medida a todos los demás. Alejarnos del temible miedo al resolver nuestros problemas hace que las piezas comiencen a engranar unas con otras y nos proporciona la paz y satisfacción del deber cumplido.