martes, 19 de abril de 2016

Creencias Ocultas

Creencias Ocultas

Hay ocasiones en la vida en las que sin darnos cuenta nos convertimos en nuestros peores enemigos. En un momento nos entusiasma algo y al otro, inconscientemente, saboteamos eso que tanto nos gusta, y sin saber porque nos sentimos incapaces y nos llenamos de temores. Automáticamente se produce un bloqueo. 

Me fascina escribir. Con solo pensar en tomar lápiz y papel o un computador, me emociono. Tomo estos maravillosos instrumentos y  me dejo llevar, dejo fluir pensamientos, recuerdos, sentimientos.  Escribirlos y eventualmente compartirlos, me gusta.  Es así como nació esta columna.  Decidí hacerlo semanalmente.

Comencé feliz. Poco a poco la felicidad fue desapareciendo y pasé a sentirme sobrecargada. Lo que antes hacía con fluidez, ahora se me dificultaba. ¿A dónde se habían ido la alegría y la espontaneidad? ¿En donde se habían escondido esas ideas, que antes brotaban sin esfuerzo? ¿Se me había vuelto una tarea con todas las connotaciones que esta implica. Sin saberlo emergió desde lo profundo de mi ser aquello que ocurre cuando se incumple un compromiso escolar: Se interpone el miedo.  De inmediato surge un bloqueo. Dejo de experimentar gozo cuando escribo. Las ideas se nublan. Me cuesta. De mi inconsciente salen todas esas creencias que a través de la vida han quedado grabadas allí. Ser inadecuada, no responder a las expectativas de lo que se espera de mi, son algunos de los mensajes acumulados desde la infancia mediante frases como: “No se puede”, “Así no se hace”, “Otros lo hacen mejor”; y es en los momentos, en los que quiero ser yo y expresarme libremente, que aparecen las inseguridades y me sabotean.

Ante eso, pido a Dios su luz. Me pongo en Sus manos para que se haga su voluntad y no la mía. Hago un alto. Me aquieto. Me conecto con mi esencia, con lo que yo soy y entonces, comprendo.

Me hago consciente de lo que me está pasando. Está claro que son las creencias del inconsciente las que sabotean lo que tanto me gusta. Por eso es tan importante recuperar la consciencia. El solo hecho de reconocer la presencia de los miedos e inseguridades les quita poder. Disminuye esa influencia invisible que abruma.  Recupero la libertad y la autonomía.

Y es que cuando los efectos del miedo se manifiestan -el miedo paraliza, acorta la respiración, nubla los sentidos- es importante respirar y hacer un alto para reponernos.

A través del miedo mi cuerpo me está hablando, me he entrenado para escucharlo. Hago consciente lo que me pasa, aquieto mi mente parlanchina y la cortina de humo se esfuma. Desaparece. Puedo ver. Reviso los paradigmas y creencias ocultas. Agradezco al Creador el talento que me ha concedido y le pido ser útil.  Me desprendo de los resultados.  Los dejo en Sus manos.


Surge de nuevo la emoción.  Escribo estas líneas. Que felicidad ser yo misma otra vez,  la alegría me arropa.  Sucede cuando me reconecto.  Doy gracias.

lunes, 11 de abril de 2016

La Magia de la Gratitud

La Magia de la Gratitud

Desde niña me enseñaron a dar las gracias como parte de mi educación en modales. Para mí, dar gracias, era algo correcto que se debe hacer y lo hacía de manera mecánica.

La gratitud del corazón, estaba, de alguna manera, desconectada de dar las gracias.  Era algo mecánico que no procedía del corazón.

En mi búsqueda personal he ido encontrando sencillas e importantes herramientas
que poco a poco han ido cambiando el rumbo de mi vida. Antes, de alguna manera, la vida me vivía, ahora siento que yo vivo mi vida.

Los conocimientos y prácticas fueron llegando, pero no fue sino hasta un tiempo relativamente reciente que descubrí la magia de la gratitud, lo cual ha generado en mi vida una auténtica revolución. Ha generado cambios tan favorables que quisiera gritarlos a los cuatro vientos para que quienes logren atraparlos se beneficien también.

La gratitud es magia pura.  

Anoche por ejemplo estaba tratando de solucionar un tema. Ante los impases que surgían me iba entristeciendo. De inmediato recordé el ejercicio de agradecer ese preciso momento y lo que me rodeaba.

Mentalmente fui agradeciendo cosa por cosa, todo aquello con lo que contaba para afrontar la mencionada situación. Me di cuenta que me estaba adelantando a posibles hechos, y que independientemente de si se daban o no, tenia de sobra como afrontarlos. De inmediato me tranquilicé.  

De manera natural y espontánea el temor que se había apoderado de mi cedió, y brotó una inmensa alegría desde lo profundo de mi ser.

Decidí vivir el presente. El futuro no ha llegado y puede que ni llegue lo que imagino. Nada puedo hacer con lo que  no existe. 

Con el ejercicio de agradecer surgieron tantas cosas buenas que volvió a mi la calma. Hoy al recordarlo, mientras escribo estas líneas, vuelvo a sentir genuina alegría. Agradecer se ha convertido en un instrumento poderoso. Indudablemente lo es. Está en mí decidir usarlo o tenerlo como un adorno más.

Mi vida ya no es la misma. Es así de contundente el efecto que produce agradecer, no como una costumbre mecánica, sino como una energía poderosa que brota desde lo profundo de mi corazón y produce magia.

Es un hábito que se puede adquirir de la misma manera como se crean los demás hábitos: a fuerza de repetir.

Lo estudiosos de la gratitud recomiendan crear el “Diario de la Gratitud”. Es una oportunidad de vivir felices y  las oportunidades invitan a pasar a la acción. Eso es precisamente lo que hacemos cuando escribimos todos los días en nuestro Diario todo aquello por lo que estamos agradecidos. Abrimos el grifo y sale agua, nuestra familia, amigos, un nuevo día, tenemos alimentos, techo, papeles y lápices; la lista es infinita.  

“No se puede estar agradecido
Y ser desgraciado al mismo tiempo”



re-conexioncdz.blogspot.com.co

lunes, 4 de abril de 2016

Confianza

Confianza
Hace unos días hablamos de la necesidad de dar cada quien el primer paso en su propia vida, si queremos ver un cambio en el mundo y lograr la paz. Imaginemos gráficamente la eficacia de esta estrategia.
Visualicemos un gran valle. El suelo esta cubierto de tapas de botellas todas boca arriba. El objetivo es ponerlas boca abajo. ¿Se imaginan el tiempo que llevaría a una sola persona tomar una por una cada tapa y voltearla? ¿Que tal si lo hacemos entre todos y cada quien voltea su propia tapa? El cambio se da.  Recordemos que son muchas las tapas y la acción de cada quien es irreemplazable.
Qué dicha una sociedad en la que podamos confiar en los demás. Hay que dar el primer paso para lograr este sueño. Como personas, solamente podemos cambiarnos a nosotros mismos. Intentar cambiar a otro es una labor desgastante e infructuosa. Nadie cambia a nadie. Debemos cada uno ser el cambio que queremos ver. Ese es el primer paso. 
El camino es largo, por eso cuanto más pronto lo iniciemos, más pronto llegaremos. Yo decido hacer mi propio cambio. Los resultados bien valen el esfuerzo. Recordemos que la fuerza para cambiar y ser coherentes, está en nuestro interior. Aquietar nuestra mente hace que esa fuerza que yo soy, emerja. Las respuestas están dentro de cada uno.
Hay que ser honestos
La deshonestidad es un flagelo que nos afecta. El hábito de mentir está bastante arraigado culturalmente. Mentimos, mentiras blancas o mentiras piadosas suponen que el mentir es lícito. ¿Qué ejemplo estoy dando yo? ¿Fomento con mis actos esta conducta?  ¿Me afecta que me mientan? ¿Puedo confiar en alguien que miente? Al otro no lo puedo cambiar, pero yo sí puedo auto observarme e ir generando el hábito de decir la verdad. Eso si está en mis manos. Doy el primer paso, con respeto, irradio la luz de la verdad en mi derredor para inspirar a otros que deseen hacerlo también.
Que no nos pase como lo del grupo que estaba preparando una fiesta y acordaron que cada quien llevaría una botella de vino, que sería depositada en un gran tonel que se repartiría a los invitados. Cuando llegó la hora de servir el vino, los meseros vieron con gran sorpresa que lo que salía del tonel era pura agua. ¿Qué ocurrió? Cada quien pensó que entre tantas botellas de vino una de agua no se notaría. Todos pensaron igual.

“Cuando pierdes contacto con tu quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo”.  Eckhart Tolle

viernes, 1 de abril de 2016

Pensar versus Sentir


Pensar versus Sentir
Pensamos que el mundo está hecho una catástrofe, pensamos en las injusticias que suceden cuando los niños mueren de hambre y los dineros que se les adjudican no les llegan. La corrupción hace que se pierdan por el camino y lo poco que les llega está incompleto o en mal estado. Leemos o escuchamos la noticia y tras un momento de indignación, la olvidamos y seguimos como si nada hubiera sucedido. ¿Qué nos pasa? ¿Acaso nos hemos deshumanizado?
Tristemente, eso es ni más ni menos lo que está pasando. ¿Cómo llegamos allá? ¿Qué creen que pasa cuando dejamos de sentir? ¿Qué pasa cuándo lo que pasa se les queda en la mente y no trasciende al corazón?
En su libro Recuperando la condición de sujeto, Jorge Julio Mejía SJ, lo expresa claramente, así:
“La interioridad del ser humano está constituida por dos dimensiones que he llamado el yo existencial y el  yo esencial. Corresponden a una experiencia observable en nuestra vida. Reflejan la experiencia de una tensión permanente entre dos polos. Educación, ambiente y cultura descuidan el yo esencial en aras de un yo existencial totalmente volcado hacia fuera, excitado y exigido desde el mundo exterior. Allí se le imponen papeles que debe desempeñar y expectativas a las que debe responder siguiendo las pautas de una sociedad que tiene como cimiento el placer, el poder y el dinero y que establece como reglas la competencia, la dominación y la apropiación. Empujados hacia la periferia terminamos por desconocer nuestro yo esencial y perdemos el contacto profundo con el SER  como fuente de nuestra existencia. Es la manera como perdemos nuestro auténtico carácter de sujetos y nos convertimos más bien en objetos”.  
 Esta manera de pensar y por lo tanto de actuar, genera malestar. Nuestro ser interior trata de hablarnos pero no lo escuchamos. Los parámetros provienen de afuera, y en la ciega carrera por cumplirlos, se nos olvidó equilibrar lo interior con lo exterior. Con lo que sentimos, con lo que somos. Esto nos hace perder la condición de sujeto y nos convierte en objeto. Nos deshumaniza.
Somos títeres del mundo externo. Somos como barcos a la deriva que hemos perdido el timón de nuestra vida. El contacto con lo que somos, con nuestra esencia. Vamos al vaivén de la marea.
“Cuando pierdes contacto con tu quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo”.  Eckhart Tolle.
Llegó la hora de hacer cambios profundos. Llegó la hora de que nuestros pensamientos y sentimientos sean coherentes. De darnos cuenta de lo que pienso y sopesarlo con lo que siento. La fuerza para lograrlo esta en nuestro interior. Es allí donde hay que buscarla.









El Primer Paso

El primer paso
¿Qué le pasa a la humanidad? ¿Qué está pasando en el mundo? El gobierno colombiano aprieta más a sus ciudadanos con impuestos insostenibles que desafortunadamente no se reflejan en una mejor calidad de vida. Los servicios de salud, la educación, la seguridad física y alimentaria, la infraestructura y la justicia en lugar de mejorar parecen estar sumiéndose en un caos. Por otro lado el planeta nos esta cobrando nuestra insensatez e inconciencia. El panorama es desalentador. ¿Qué podemos hacer?
En Colombia estamos apostándole a una paz que provenga de un tratado. Un tratado en donde se habla de paz  empuñando armas y destruyendo. Una conducta en donde el Gobierno en lugar de servir y producir bienestar, genera zozobra y miedo. ¿Está nuestra sociedad impotente? ¿Tú? ¿Yo?  ¿Qué hacer? ¿Estaremos esperando al genio de la lámpara para que componga el desastre? ¿Hay alguna otra alternativa?
Gracias a Dios si la hay. El cambio esta en nuestras manos y la manera de lograrlo es haciendo un cambio personal. Pienso que la raíz del problema es que hemos olvidado quienes somos, cual es nuestra esencia, en donde radica nuestra fuerza. Si tú cambias y yo cambio y así sucesivamente, el cambio se da. No hay de otra. ¡El poder personal es fantástico!
Queremos y necesitamos que haya grandes cambios. Con frecuencia miramos hacia afuera, lo externo, el otro. Es claro que no podemos cambiar al otro ni a todas esas instituciones públicas que están regidas por otros. Por seres humanos a quienes nadie puede cambiar, solo ellos si así lo deciden. La voluntad de cambiar es individual.
¿Cómo doy el primer paso?  ¿Qué tal si comienzo por observar cómo hago yo mi trabajo? ¿Me esmero en hacerlo bien? ¿Soy confiable?, ¿Respeto a los demás? ¿Se imaginan llegar a un hospital o a una entidad pública donde demos y recibamos un trato así?
Esa actitud es la base del cambio. ¿Que buena onda verdad? Es algo sencillo pero poderoso. Nuestro ejemplo puede inspirar a otros.

Llegó el momento de actuar. Con valentía y fortaleza demos ese sencillo primer paso. Irradiemos amabilidad, honestidad y hagamos bien lo que nos corresponde. La historia la podemos escribir nosotros y no quienes ocupan los espacios que dejamos libres. ¿Para cuándo lo vamos a dejar? Tu cambio y mi cambio y el tuyo y el tuyo, suman. Esta decisión no la puede tomar nadie por ti. Solo tú puedes ser el gestor de tu propio cambio.  El momento llegó, es hoy, ahora, ¡ya! Juntos lo hacemos posible: ¡Un mundo mejor!