Amo a Colombia
Creo en Colombia
Lo Demuestro Con Hechos
Creemos que manifestar nuestro descontento a las
personas con quienes hablamos va a solucionar la situación actual; es diferente
denunciar en los lugares adecuados, o formar grupos con el fin de tomar medidas
correctivas, pero enviar energías negativas a diestra y siniestra sin propuestas
constructivas, no está ayudando a que nuestro país cambie el rumbo, todo lo
contrario, con nuestros pensamientos y palabras estamos empeorando, sin
saberlo, la situación que vivimos.
La mente tiene una fuerza más grande de lo que
creemos, produce ondas magnéticas que crean campos de energía que nos
interconectan con las demás personas y con el mundo que nos rodea,
unificándonos. Al ser uno con los demás y con el todo, lo que cada uno hace, se
lo hace a si mismo, poniendo en juego sus propios intereses.
Nuestros pensamientos nutren o enferman, dando
vida a la esperanza que entusiasma e impulsa a crear, o a la desesperanza del
“apague y vámonos”; la energía que irradian fomenta el miedo que paraliza o
la paz desde donde surgen soluciones acertadas.
¿Cual es el mundo que queremos? Podemos y debemos contribuir a crear ese
país prospero y equitativo en el que cabemos todos. Lo que está haciendo el
otro no lo podemos controlar, dejemos de mirar a los lados y concentrémonos en
lo que como individuos está en nuestras manos, seamos ejemplos inspiradores.
El místico inglés Henry Thomas Hamblin lo expresa con asombrosa claridad:
“El pensamiento tiene un poder espiritual. Es el más grande de los poderes que
el hombre tiene a su disposición. El mundo actual en su estado presente es,
simplemente, el resultado del pensamiento colectivo de la humanidad; cada país
en su estado presente, ya sea de paz y prosperidad, o miseria, crimen y
anarquía, es el resultado de su pensamiento como país”.
No podemos seguir tan tranquilos esperando que las cosas mejoren por si
solas, Colombia somos todos, es un paraíso que los externos valoran y buscan y
que los propios con demasiada frecuencia contribuimos a deteriorar. A través de las redes sociales recibo
innumerables mensajes resaltando hechos bochornosos y abrumantes que irradian
su veneno por doquier. No estamos siendo consientes del daño que estamos
haciendo. Acostumbrémonos a resaltar y agradecer lo bueno en todo y en todos,
esta actitud es como un abono maravilloso que alimenta y hacer crecer la bondad
y desaloja la oscuridad. Es cuestión de apropiarnos el hábito de ver y difundir
lo bueno. Recordemos que para crear un hábito o costumbre hay que repetirlo
muchas veces.
Si de verdad te interesa tu país, tu “hogar”, demuéstratelo a ti mismo
cambiando pensamientos derrotistas por pensamientos victoriosos, nuestra patria
no está aislada de lo que somos, estar atentos y detectar lo que llega a
nuestra mente puede ser un juego divertido. Amar y creer en Colombia es amar y
creer en nosotros mismos.
Clara Elena De Zubiría de Meléndez
re-conexioncdz.blogspot.com
Gracias Clara de Zubiría por verbalizar lo que su vida refleja, es usted testimonio vivo.
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