Confianza
Hace unos días hablamos de la
necesidad de dar cada quien el primer paso en su propia vida, si queremos ver
un cambio en el mundo y lograr la paz. Imaginemos gráficamente la eficacia de
esta estrategia.
Visualicemos un gran valle.
El suelo esta cubierto de tapas de botellas todas boca arriba. El objetivo es
ponerlas boca abajo. ¿Se imaginan el tiempo que llevaría a una sola persona
tomar una por una cada tapa y voltearla? ¿Que tal si lo hacemos entre todos y
cada quien voltea su propia tapa? El cambio se da. Recordemos que son muchas las tapas y la
acción de cada quien es irreemplazable.
Qué dicha una sociedad en la
que podamos confiar en los demás. Hay que dar el primer paso para lograr este
sueño. Como personas, solamente podemos cambiarnos a nosotros mismos. Intentar
cambiar a otro es una labor desgastante e infructuosa. Nadie cambia a nadie.
Debemos cada uno ser el cambio que queremos ver. Ese es el primer paso.
El camino es largo, por eso
cuanto más pronto lo iniciemos, más pronto llegaremos. Yo decido hacer mi
propio cambio. Los resultados bien valen el esfuerzo. Recordemos que la fuerza
para cambiar y ser coherentes, está en nuestro interior. Aquietar nuestra mente
hace que esa fuerza que yo soy, emerja. Las respuestas están dentro de cada
uno.
Hay que ser honestos
La deshonestidad es un
flagelo que nos afecta. El hábito de mentir está bastante arraigado
culturalmente. Mentimos, mentiras blancas o mentiras piadosas suponen que el mentir
es lícito. ¿Qué ejemplo estoy dando yo? ¿Fomento con mis actos esta
conducta? ¿Me afecta que me mientan?
¿Puedo confiar en alguien que miente? Al otro no lo puedo cambiar, pero yo sí puedo
auto observarme e ir generando el hábito de decir la verdad. Eso si está en mis
manos. Doy el primer paso, con respeto, irradio la luz de la verdad en mi derredor
para inspirar a otros que deseen hacerlo también.
Que
no nos pase como lo del grupo que estaba preparando una fiesta y acordaron que
cada quien llevaría una botella de vino, que sería depositada en un gran tonel que
se repartiría a los invitados. Cuando llegó la hora de servir el vino, los
meseros vieron con gran sorpresa que lo que salía del tonel era pura agua. ¿Qué
ocurrió? Cada quien pensó que entre tantas botellas de vino una de agua no se
notaría. Todos pensaron igual.
“Cuando pierdes contacto
con tu quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes
contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo”. Eckhart
Tolle
Es muy cierto. Gracias por tu ejemplo!
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